Mis pequeñas…
Miercoles de teaser, sé que algunas me quieren matar pero espero que el siguiente capítulo resuelva el lío que Rosalie y su envidia causaron. Hasta que sea domingo entonces un pequeño adelanto del capítulo:
Con algo de temor bajó de su bicicleta, se detuvo por varios segundos frente a la puerta y suspiró. El lugar seguía siendo el mismo, las paredes del mismo color que cuando estuvo por primera vez allí. Exploró con la mirada cada detalle, cada color. Sonrió al sentir aquel calorcito de hogar que solo ese edificio le otorgaba.
Nerviosa por la súbita visita a su antigua escuela, cruzó el enorme portón. Vio el "gran patio" que ahora ya no se veía tan tenebroso como cuando tenía cuatro años. Mientras lo cruzaba miró la hora en su reloj, la hora de almuerzo estaba cercana y si quería cumplir con su cometido debía ser ágil.
A lo lejos una señora regordeta y ya con algunas canas atravesó un pasillo con una bandeja enorme de galletas. El olor de las mismas invadió sus fosas nasales y le arrancó una sonrisa. Eran las famosas galletas de la Sra. Cope, las que junto al tortugo disfrutaba cada mañana.
Sacudió su cabeza para alejar el recuerdo de sus vivencias infantiles por un momento y apresuró el paso. Llegó en poco al corredor de las aulas de los más chiquitines. Un escalofrío recorrió su piel causándole una extraña sensación, era una mezcla de alegría y temor. Felicidad por un reencuentro inesperado, miedo por la reacción que aquella visita pudiese causar.
Se detuvo frente al aula que en su puerta tenía una decoración especial. Un letrerito decía"Kinder" y una manito de color rojo estaba pintada a un extremo del mismo. Volvió a sonreír al recordar su delantal de trabajo. ¿Por qué todo no puede ser tan simple como lo era cuando eran niños?
Alzó su mano para tocar la puerta pero al hacerlo dudó y volvió a bajar la mano. ¿Qué hacía allí? ¿En serio era una buena idea? Sí, sí lo era. Era hora de tomar decisiones y aquella era la primera de muchas. Nuevamente alzó la mano y esta vez dos golpes le indicaron a la maestra de aquel salón que una visita especial le esperaba afuera.
Con algo más de edad pero con la misma sonrisa de siempre, la maestra Kate Smith caminó hasta la puerta y la abrió. Sus ojos azules brillaron emocionados y unas arruguitas cerca de los mismos se dibujaron. La joven mariposa respondió al saludo con otra sonrisa y sin dudarlo se abalanzó a los brazos de la mujer que consideraba como su madre. La que estuvo junto a ella en su primer día de escuela, en su primera menstruación y en la que ahora se refugiaba en su momento mas difícil.
– ¡Cariño! – le susurró emocionada al oído de Bella su adorada maestra. Un sollozo la alertó que la visita no era solo de placer, algo malo sucedía con su pequeña tortuga Manuelita.
– Maestra – le dijo en señas mientras sollozaba – Maestra Kate...
– Mi pequeña... Dime que sucede ¿Qué tienes? – preguntó preocupada Kate – Bella... ¿Qué ocurrió mi cielo? ¿Qué haces aquí?
– Vine... Vine a buscar ayuda. Necesito su ayuda – fue su sentencia. Kate la volvió a estrechar en sus brazos y allí en su refugio personal Bella volvió a llorar.
¿Qué hace Bella en su antigua escuela? ¿Por qué le pide ayuda a Kate? Más respuestas en el siguiente capítulo. ¡Nos leemos en sus huellitas!